Después de los seis años, el cerebro no recupera la visión perdida por un ojo vago
En torno a los 8/10 años se completa la maduración cerebral visual La plasticidad del cerebro marca los primeros años de vida.
Muchos son los mecanismos cerebrales y neurológicos que participan durante esta etapa hasta alcanzar la madurez en torno a los cinco o seis años de vida. Entre estos mecanismos se encuentra la agudeza visual, que se desarrolla hasta los 8/10 años, edad en torno a la cual viene a completarse la maduración cerebral visual.
El sofisticado funcionamiento cerebral tiene sus propias reglas. Y así, en cuanto a la visión se refiere, «cuando aparece un problema en un ojo», explica el doctor Pablo Alcocer, oftalmólogo de los hospitales Vithas Nisa 9 de Octubre y Virgen del Consuelo, «el cerebro bloquea su capacidad de visión y la centra en el ojo sano, de forma que el ojo enfermo deja de “trabajar”, se vuelve “vago”. Aparece entonces la ambliopía, más conocida como ojo vago».
Actuar antes de que sea tarde Gracias a esa plasticidad -o capacidad de ser «modelado»- del cerebro durante los primeros años de vida, «podemos interceder en los mecanismos cerebrales y tratar la ambliopía ocluyendo el ojo sano», afirma el doctor Alcocer.
La intención de tapar el ojo sano con parches resulta obvia: obligar al ojo problemático o «perezoso» a trabajar; en definitiva se trata de forzar al ojo enfermo a esforzarse por recuperar su agudeza visual. Ahora bien, es fundamental actuar antes de los cinco o seis años, edad después de la cual el cerebro fija la capacidad visual de cada ojo, «y si ésta es, por ejemplo, del 30%, el cerebro ya no le concederá más capacidad», advierte.
Cabe destacar en este sentido el excelente resultado que se alcanza en niños tratados antes de los 5/6 años. «En niños pequeños, siempre que la ambliopía no esté asociada a una malformación del ojo o una lesión congénita (como cataratas, lesiones maculares, etc.), la recuperación visual puede llegar a ser del 100% si el tratamiento oclusivo del ojo sano se cumple disciplinadamente».
Duración del tratamiento
En cuanto a la duración del tratamiento, una vez más, el diagnóstico precoz mejora de forma sustancial el pronóstico. «Hasta los seis años, los niños pueden pasar de una visión del 10% al 100% con relativa rapidez; la mejoría puede llegar en poco más de un mes. Normalmente, con cuatro horas de oclusión al día suele ser suficiente», asegura el doctor Alcocer. Ojo vago y estrabismo La ambliopía suele asociarse a distintos defectos refractivos como el astigmatismo, la hipermetropía o la miopía -un caso muy común sería el desarrollo de ojo vago en niños con un ojo hipermétrope y uno sano- si bien su incidencia está especialmente unida al estrabismo. Por ello, y al margen de que la edad idónea para llevar a los más pequeños a su primera revisión oftalmológica serían los cuatro años, ante un síntoma evidente -por ejemplo, un estrabismo- conviene adelantar la consulta al especialista. La predisposición genética, por otra parte, actúa también como factor de riesgo del ojo vago.
En torno a los 8/10 años se completa la maduración cerebral visual La plasticidad del cerebro marca los primeros años de vida.
Muchos son los mecanismos cerebrales y neurológicos que participan durante esta etapa hasta alcanzar la madurez en torno a los cinco o seis años de vida. Entre estos mecanismos se encuentra la agudeza visual, que se desarrolla hasta los 8/10 años, edad en torno a la cual viene a completarse la maduración cerebral visual.
El sofisticado funcionamiento cerebral tiene sus propias reglas. Y así, en cuanto a la visión se refiere, «cuando aparece un problema en un ojo», explica el doctor Pablo Alcocer, oftalmólogo de los hospitales Vithas Nisa 9 de Octubre y Virgen del Consuelo, «el cerebro bloquea su capacidad de visión y la centra en el ojo sano, de forma que el ojo enfermo deja de “trabajar”, se vuelve “vago”. Aparece entonces la ambliopía, más conocida como ojo vago».
Actuar antes de que sea tarde Gracias a esa plasticidad -o capacidad de ser «modelado»- del cerebro durante los primeros años de vida, «podemos interceder en los mecanismos cerebrales y tratar la ambliopía ocluyendo el ojo sano», afirma el doctor Alcocer.
La intención de tapar el ojo sano con parches resulta obvia: obligar al ojo problemático o «perezoso» a trabajar; en definitiva se trata de forzar al ojo enfermo a esforzarse por recuperar su agudeza visual. Ahora bien, es fundamental actuar antes de los cinco o seis años, edad después de la cual el cerebro fija la capacidad visual de cada ojo, «y si ésta es, por ejemplo, del 30%, el cerebro ya no le concederá más capacidad», advierte.
Cabe destacar en este sentido el excelente resultado que se alcanza en niños tratados antes de los 5/6 años. «En niños pequeños, siempre que la ambliopía no esté asociada a una malformación del ojo o una lesión congénita (como cataratas, lesiones maculares, etc.), la recuperación visual puede llegar a ser del 100% si el tratamiento oclusivo del ojo sano se cumple disciplinadamente».
Duración del tratamiento
En cuanto a la duración del tratamiento, una vez más, el diagnóstico precoz mejora de forma sustancial el pronóstico. «Hasta los seis años, los niños pueden pasar de una visión del 10% al 100% con relativa rapidez; la mejoría puede llegar en poco más de un mes. Normalmente, con cuatro horas de oclusión al día suele ser suficiente», asegura el doctor Alcocer. Ojo vago y estrabismo La ambliopía suele asociarse a distintos defectos refractivos como el astigmatismo, la hipermetropía o la miopía -un caso muy común sería el desarrollo de ojo vago en niños con un ojo hipermétrope y uno sano- si bien su incidencia está especialmente unida al estrabismo. Por ello, y al margen de que la edad idónea para llevar a los más pequeños a su primera revisión oftalmológica serían los cuatro años, ante un síntoma evidente -por ejemplo, un estrabismo- conviene adelantar la consulta al especialista. La predisposición genética, por otra parte, actúa también como factor de riesgo del ojo vago.
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